miércoles, 13 de mayo de 2015

EL ÁMBITO MÁXIMO DEL SISTEMA DE MERCADO

EL ÁMBITO MÁXIMO DEL SISTEMA DE MERCADO

 Los críticos del sistema de mercado a menudo afirman que éste posibilita a quienes en él participan perseguir solamente fines individuales, no proyectos colectivos … Para algunos proyectos colectivos siempre habrá quienes se opongan o no quieran pagar, por lo que tales tareas requieren que los poderes del Estado impongan la cooperación necesaria. Pero no todos los proyectos colectivos exigen compulsión, por lo que el mercado no estará limitado sólo al logro de los objetivos de tipo individualista. Las sociedades persiguen muchos objetivos colectivos tales como el crecimiento económico o tasas más altas de alfabetización usando del sistema de mercado.

En años recientes, el objetivo de una superior cualificación de las competencias ocupacionales de los trabajadores ha sido declarado objetivo nacional urgente para cualquier país que quiera competir internacionalmente. Sin embargo, a menudo se hace más para conseguir una mayor cualificación recurriendo al mercado, específicamente vía la formación en el trabajo, que mediante programas estatales. Algunos de los logros colectivos más importantes de las sociedades occidentales han sido conseguidos de esta forma como, por ejemplo, unos niveles de vida más elevados. Y quizás, incluso la libertad, un indudable gran objetivo de tipo colectivo, sea más un resultado inesperado de los intercambios mercantiles que fruto de su persecución deliberada.
En pocas palabras, lo que es decisivo a la hora de ver si el sistema de mercado puede o no realizar un proyecto colectivo no es que sea colectivo o no, sino si su instrumentación requiere o no compulsión. De modo que nos quedamos con nuestros tres requerimientos para admitir un objeto o una actividad dentro del sistema de mercado: deben estar sujetos a control voluntario o discrecional, deben ser escasos y su producción o ejecución debe ser voluntaria respondiendo al ofrecimiento de contrapartidas a cambio. Dentro de estos límites, el ámbito máximo que puede alcanzar el sistema de mercado sigue siendo enorme.

Supongamos que el Estado, en vez de ordenar a sus ciudadanos que sus bienes y servicios estén disponibles para construir una nueva carretera, los compra, alquila o renta de unos ciudadanos dispuestos a hacerlo … En el mundo real, el Estado es un comprador habitual y no sólo un jefe para sus ciudadanos. Una gran parte de la actividad del Estado es actividad de mercado, y esas compras y ventas logran grandes prodigios de coordinación que no podrían conseguirse si únicamente fuesen individuos quienes comprasen y vendiesen. Desde esta perspectiva, el Estado no es un rival del sistema de mercado sino que, por el contrario, expande en gran medida su ámbito de influencia.  


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(FALLO DEL MERCADO) 

 

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